Dicen que para gustos son los colores. Y efectivamente así tiene que ser, porque desde mi humilde opinión, el día siguiente de tomar esta fotografía se cometió un auténtico sacrilegio sobre semejante belleza como es el faro de Ajo. Un paraje excepcional por su enclave y por su construcción. Pero alguien decidió contratar al artista OKUDA para «pintarlo» y darle otro «look».
Para mí la culpa no es del artista sino del que lo contrata, pero sus motivos tendría. Ver faro actualidad.